sábado, 10 de julio de 2010

Unos días después me propusieron un descanso, lo recuerdo muy bien, literalmente me propusieron "una toma de perspectiva, algo breve": ...unas pequeñas vacaciones, unas semanas para pensar en ello, para analizar lo sucedido... tranquilamente. Sin problemas de calendario, sin plazos. Insistieron en que evitase entender lo ocurrido como algo personal, en que evitase incluso encajarlo como un "fracaso", en que, después de todo, tal vez la inversión podría ser recuperada en parte. En el futuro habría "otros proyectos, otros desafíos, otros tiempos", dijeron...cuando, tras despedirme, finalmente  me volví, cuando me dirigía ya hacia la puerta, algo aturdido, tratando de imaginar qué demonios iba a hacer a partir de entonces, el jefe me interrumpió por última vez, exclamando mi nombre, se incorporó  para despedirme, y me acompañó al otro lado de la sala, hasta la salida. Mientras me estrechaba la mano tratando de restarle importancia a todo el endemoniado asunto,  al propio contenido de la carta, al entrecomillado... y  me deseó un feliz descanso. Los demás lo observaron sumidos en un silencio tenso, como esperando que aquello terminase por fin, al acecho desde sus confortables asientos giratorios, para seguir con su estúpida reunión, sus estúpidas propuestas clínicas, y con su gestión general de pacotilla . Al sentirse observada, Linda  pestañeó insistentemente durante un par de segundos, y me pareció distinguir en su cara un atisbo de sonrisa, tal vez forzada. Hace de esto unos tres meses ya.
Me jode por Linda... ¡Y pensar que estaba seguro de que funcionaría !